viernes, 27 de abril de 2007

Y empezó la búsqueda de piso.


No esperaba que fuera fácil, pero lo cierto es que la primera tarde ha sido bastante decepcionante. El jueves es el día ideal para empezar a buscar piso en Portugal, ya que es el día que se publica Ocasiao, el periódico de anuncios más popular.

De entre todos los anuncios hice una selección de los que por zona y precio me convenían (no se lo digáis a nadie, en especial a mis compañeros de laboratorio que me miran raro, pero empecé a buscar por Lisboa). Da igual, no encontré nada. Todos los pisos a los que llamé, o bien estaban ocupados o no estaban amueblados o no contestaban. Me tocó mucho la moral un señor que alquilaba un mini estudio que no se explicaba porqué quería vivir en Lisboa. Incluso me intentó convencer de que lo mejor era vivir en Oeiras puesto que iba a trabajar allí. Si lo llego a tener delante me lo cargo. Una brasileira me contó hace unos días que, paseando por la Alfama, entró a un bar con una amiga suya, también brasileira, y preguntaron al dueño qué tenía. Sandes de queijo e sandes de presunto (bocadillos de queso y bocadillos de jamón). ¿Me podría poner un bocadillo de jamón y queso?. ¡No, por supuesto que no!, los bocadillos o son de queso o son de jamón. Una de dos, o este señor y el del piso son parientes o me he encontrado con dos exponentes de la forma de ser portuguesa profunda.

Total, que me bajé a Lisboa por si encontraba algo callejeando, pero no fue así. En un Mercadona de Portugal cogí un par de anuncios, pero también estaban ya pillados. Total, que sigo buscando.

Bueno, como aún no puedo hacer el reportaje de Mi casa, tu casa, (ganas que tengo, la verdad) para deleite de mi Churri del amor, os contaré algunas cosas de la residencia. A ver. Murcianos de pro, pensad en La Manga, o mejor, en Los Alcázares. Quitad las palmeras. Ahora quitad todas las tiendas, todos los bares y todos los restaurantes. Quitad los comercios. Vaaale, exagero, todos no, dejad un par de cada, como en el arca de Noé... Eso es Oeiras. Ahora, en medio de todo esto, poned una finca con un muro de dos metros y llenadla de árboles y matorrales. No, no, esto no es Central Park, no me pongáis flores ni bancos ni jaulas con animales exóticos, ni homosexualidades/mariconadas de esas. Sólo árboles, pero tampoco muchos, sobre todo matorrales, matujas. Soltad unos cuantos conejos (creo que son conejos, pero perfectamente podrían ser ratas de cola corta, que las orejas no se las distingo bien). Y luego champiñonead varios edificios sesenteros, a cual más destartalado. Bueeeno, y uno súper-fashion con un montón de plantas y ventanales acristalados (my work center). Pues ahí está la residencia.

Cuando llegas da un poquito de asco/agobio/aprensión/amargura, porque te encuentras una especie de almacén con una sola planta y sin ventanas. Esa es la residencia. Bueno, no toda, porque sólo se ve la planta 0. No quedan a la vista ni la planta -1 (donde está mi cuarto), ni la -2 (donde están algunos cuartos más y la lavandería y plancha). No os preocupéis, porque a pesar de ser un -1 tengo ventanas al exterior. Son las cosas que tiene el relieve portugués, que esta gente se montó sus pueblos y ciudades en las faldas de las colinas que iban pillando en la reconquista... Para qué ir a lo fácil urbanizando los valles o llanuras...

Mi cuarto de la primera noche era una single room: one bed, one table and one bath. Problems: que el agua de la ducha salía fría. Respuesta de la amable conserja: deja el grifo abierto hasta que salga caliente. Me dió tiempo a lavarme el pelo, ducharme y afeitarme, y el agua seguía siendo fría. Además, el w.c. tenía truco y no se llenaba la cisterna, por lo que la amable conserja tuvo que llamar a su amable marido que vino amablemente a las once menos cuarto de la noche a destaparme la cisterna para ver lo que pasaba, con su amable perro, que debe ser pariente de la Niebla de Heidi. Al día siguiente la amable conserja me ofreció cambiarme a una habitación mejor, lo que ellos llaman suite: one bedroom with two beds, one living with two sofas and a table, a kitchenette con su microwave oven y su minifridge de bolsillo, y un bathroom completo con su banheira olímpica y agua caliente para escaldar pollos (frangos en portugués). Voilá unas fotos.



Pero lo mejor está más allá, cuando abres las ventanas, y te encuentras con la parte que faltaba de tu Chí, llevado más allá del Tao, en comunión con la naturaleza, ¡a menos de cincuenta metros las vacas y caballos de la Estación Agronómica Nacional pastando (y poco más allá el maldito Carrefour al que aún no he conseguido llegar...).

¿¿Comprendéis ya porqué no puedo seguir viviendo en este pueblo?? ¡¡Pero si cualquier día me voy a cruzar por los pasillos de la residencia con la abuela de la Fabada Litoral!! Por favor, cuando a mí la que me cae bien es la de las Pizzas CasaTarradellas.

miércoles, 25 de abril de 2007

Primeros días en Portugal: un balance y una encuesta

Muy queridos míos.

Este va a ser mi primer post portugués, una semana después, retransmitiendo en directo desde Lusitania. En estos días ha habido de todo. Quizás lo peor fue el gran susto del sábado, cuando mi tarjeta de crédito dejó de funcionar. Y así sigue. Después de dos horas de gran crisis, acabé acordándome de que me habían enviado mis amigos de BBVA una tarjeta de débito que no había activado porque creía que era un error. Gracias a la línea 24 h pude activarla y empezar a usarla... pero para ese momento ya me habían avanzado 3 mm las entradas y me habían salido siete canas más en la barba. No sé si también responde a este susto o no... pero me empiezo a encontrar patas de gallo. En cuanto sea capaz de ir al Carrefour me pasaré por la sección de belleza masculina, a comprarme un kit de chapa y pintura facial.

De lo que me he dado cuenta es de lo difícil que es encontrar a un jefe aquí. Creo que he llegado en un momento de mucho estrés. Eso puede ser bueno o malo. Supongo que será bueno cuando quiera escabullirme antes del trabajo. De hecho, creo que podría pasarme los próximos dos años en Murcia y no se darían cuenta. Tengo que pensarlo. Por otro lado tiene su lado peligroso: después de una semana aquí, aún no sé en qué proyecto voy a empezar a trabajar. Bueno, hoy he tenido la primera noción: voy a pivotar entre tres proyectos (bien, bien, me encanta, así, así, para poder centrarse bien).

En cuestiones más banales, de momento he cubierto parte de lo más esencial, a saber. Tengo móvil portugués (available upon request). He comenzado mi curso de portugués avanzado en el laboratorio. Mi compañero de despacho no ceja en su empeño de hablarme en portugués, portugués profundo, y yo ya me empiezo a atrever a responder. Últimamente mezclo demasiados idiomas, hasta tal punto que llegué a responder a mi jefa en francés. Y ya no me pierdo tanto cuando cojo el coche. Aunque sigo sin saber llegar al Carrefour, a pesar de que lo puedo ver desde la ventana de la residencia. Os prometo para dentro de poco habrá dos posts especiales dedicados, uno al Mercadona de Oeiras y otro a esas maravillosas palabras del portugués que hacen más agradable la vida cotidiana.

La residencia no está del todo mal. Tengo una habitación grande con mi propia cocina, pero cuesta una pasta gansa. Todos los días limpian, cambian las toallas y el jabón del baño y sacan la basura de las papeleras. Pero huele a humedad, está en el culo del mundo (en un jardín, en una finca, rodeado de árboles y pastos, en el mismo campus que el centro donde trabajo).

Y aquí viene lo más importante: sigo sin tener piso. De momento no debe preocuparme mucho, porque aún no he empezado a buscar. Eso sí, tengo la excusa de que en estos días he tenido otras muchas preocupaciones, no científicas en su mayoría. Necesito vuestra ayuda. ¿Dónde vivir? Se abre la encuesta pública.

La playa de Sto. Amaro, en Oeiras.

Os expongo el caso. Yo me venía aquí con la idea/intención de vivir en Lisboa. Después de preguntar a la gente del laboratorio, me dí cuenta de que la mayoría viven en Oeiras. Está más cerca del trabajo y es más tranquilo. Cuando menciono que quiero vivir en Lisboa la gente me mira como si estuviera loco. Sólo dos de las chicas viven en la capital.

A ver, de Oeiras a Lisboa hay 15 Km. Por la autovía se tarda un cuarto de hora, sin pisarle mucho. Por cierto, son 0,50 Eu. de peaje. También se puede ir por la carretera de la costa, la Marginal, pero se tarda más, unos 30-40 min. si no hay mucho tráfico. En atravesar Lisboa, desde la entrada de la autovía, hasta el mismo centro, si no te pierdes, se tarda unos 10 min. con tráfico normal. Y aparcar dicen que es difícil, pero sobre todo dependiendo de la zona. Ayer, en el centro, en la zona de marcha, aparqué en unos 20 min., que es algo comparable a lo que tardaba en Murcia.

Una callecita del Bairro Alto de Lisboa.

Respecto a las ventajas de una y otra... pues Lisboa es una ciudad, y tiene cosas de ciudad, es decir, una Fnac, centros comerciales, teatros, cines, bares, discotecas y muchas zonas por las que pasear o visitar. Pero sobre todo, tiene ruído en las calles, hay tráfico, la gente se pasea, compra, vive. Oeiras es como un pueblo fantasma del salvaje oeste. Sólo te encuentras a gente alrededor de los supermercados o en la playa. No hay opciones de ocio, que ya las he buscado. En realidad, lo único que me llama la atención de Oeiras es la playa, que está a unos 20-30 min. andando del centro. Pero tiene la ventaja de que se puede ir andando al trabajo.

Un tranvía de Lisboa.

Así que, espero vuestros consejos para inclinar la balanza. Pero daros prisa... ¡que tengo que empezar a buscar casa ya!

Ah!, y perdonadme si no respondo los correos o no devuelvo las visitas al blog, pero ahora mismo no tengo conexión de internet fuera del trabajo y me falta tiempo para hacer todo eso. En cuanto tenga piso y conexión propia, prometo responder cortésmente a todos.

Muchos besinhos!!


jueves, 12 de abril de 2007

A mil kilómetros...

Se acabó la cuenta atrás. Ya está todo preparado para partir. Me voy de post-doc a Lisboa (bueno, casi). Dos años en la nariz de la península, como un moco cualquiera. Mañana salgo temprano... muy temprano y conduciré mucho, pero mucho, mucho. Así que no estaré para nadie, ni de humor...


Este es mi primer post. Y lo escribo en Murcia, cerquita del Mediterráneo. El próximo en Lisboa, mirando al océano, tan pronto como tenga conexión.