miércoles, 3 de diciembre de 2008

El Alto de Ajuda (y II): el Palacio de la Tragedia Griega

Tras la destrucción de la Real Barraca en 1794, María I de Portugal, hija del Rey José I, mandaría construir un Palacio menos heterodoxo. Esto es, hecho de ladrillos, como Dior manda.

El proyecto inicial era barroco-rococó tardío (algo más pasao de moda que las camisetas ochenteras con hombreras), pero tras pasar este por varias manos, al final se optó por el estilo neoclásico. La invasión de Portugal por Napoleón (con la connivencia -¡toma palabro!- de los españoles) supuso la huída de la familia real a Brasil a bailar samba, y un atraso considerable en la construcción. La falta de financiación contribuiría a nuevos retrasos y finalmente a una reducción del proyecto inicial.


Tras la vuelta del rey de Brasil en 1821, se sucedieron unos años en los que sólo fue usado provisionalmente. Los distintos monarcas prefirieron el Palácio das Necessidades, en Prazeres (al laíco de mi casa) o el Palácio da Pena de Sintra.


El Palácio de Ajuda se convirtió en el centro de la vida privada de la familia real en el reinado de Luis I. Pero para que esto ocurriera tuvo que producirse una enorme tragedia en el seno de la Familia Real. En 1861 los Infantes D. Fernando y D. Augusto enfermaron de fiebres tifoideas. Encamados en el Palácio das Necessidades, acabarían por contagiar también a su hermano, el Rey D.Pedro V. Entretanto, los Infantes D. Luis y D. João, de viaje en Bélgica, reciben noticias de la gravedad de la situación y zarpan en dirección a Lisboa. Cuando llegan a puerto, el Infante D. Luís es recibido por los dignatarios que doblan las rodillas y le tratan de “Majestad”. El Rey D.Pedro V había muerto en el momento en que supo, por el doblar de las campanas, de la muerte de su hermano el Infante D.Fernando. D.Augusto mejora, pero el recién llegado, D.João, se contagia y muere poco más de un mes después...

Los tumultos, supersticiones y teorías tras las tres muertes en la Familia Real aconsejaron al nuevo Rey abandonar el Palácio das Necessidades, instalándose en el Palácio de Ajuda. Y el Palácio y el puesto de Rey le llega con sorpresa: se sortea y le toca Princesa con quién casarse, D.María Pia de Saboya, que antes de llegar a Lisboa elabora una lista de exigencias en lo referente a su nueva residencia. De hecho, Rey y Reina parece que eran la noche y el día y eso se deja ver en los espacios que ocupaban uno y otro. El Rey, humilde y llano, la Reina principesca e imponente. De hecho, la nueva Reina hizo que se construyeran nuevos cuartos, se modificaran divisiones, que sus baños tuvieran bañera y agua corriente; ella fue la responsable de la Sala de las Cenas (para las comidas diarias de la familia), de las zonas de ocio, como la Sala de Música, la Sala Azul, el Jardín de Invierno, el billar, el Taller de Pintura y la Sala China. Sólo el Dormitorio de D. Maria Pia, con su alcatifado (digooo enmoquetado), con decoración estilo Napoleón III y su despacho (la Sala Verde) preparados por D. Luís como sorpresa para su llegada permanecerían inalterados. Estos grandes aposentos contrastaban con los reducidos espacios del Rey. El Cuarto de D. Luís estaba subdividido en pequeños espacios: despacho, aseo, cuarto de dormir y baño bien diferenciados. Subdivisiones tan pequeñas que ya en sus últimos años de vida, los médicos tendrían que obligarle a pasar a un cuarto mayor y mejor aireado para que no empeorase su salud.


En 1910 se proclamaría la república y desde entonces el Palácio es un museo histórico en el que se puede apreciar el estilo de vida de la familia real portuguesa a finales del siglo XIX, sala de exposiciones temporales y sede del Ministerio de Cultura y de la Biblioteca Nacional de Ajuda. En 1974 sufriría un incendio en el que se “perderían” numerosas obras de arte. Curiosamente, algunas de ellas "reaparecerían" algunos años después en diversas Salas de Subastas de Arte. Ejem. Parece que esas cosas pasan en todos lados...


Pero a pesar de los esfuerzos de D.Maria Pía, el Palácio nunca fue acabado. Y si por una lado es una monería neoclásica (a pesar de estar enclavado en un barrio humilde y de colgarse la ropa pa secarse a escasos 100 metros de la entrada), por el otro, es... es... esto que no tiene nombre.


Ale, ahí queda eso. Me refiero al post y a los de la GNR, que se que os gustan, viciosillas. Por cierto, voy a tener que acabar haciendo una donación a la wikipedia, porque lo mío no tiene nombre. O sí, no sé...






5 atrevidos comentarios:

MEG dijo...

¿Ande se meterían los infantes pa' coger las fiebres tifoideas?

¿Pa' qué te casas con una princesa si te obliga a cambiar la decoración de tu casa? (Bueno, eso lo hacemos casi todas las mujeres).

¿Por qué los policías españoles no son como los de la última foto?

Me gustan los hombres con mayas...

Peritoni dijo...

Madre mía que lección de historia. Vaya muerterío y lío.
Y no me extraña que los portugueses nos miren mal...

Anónimo dijo...

Interesante la historia portuguesa. La verdad es que pensábamos que los Borbones eran los únicos enrevesaos.

Me reafirmo en mi lusofilia después de la última foto

Shepperdsen dijo...

* Dear Meg, muy buenas preguntas las 3. No tengo respuestas, sin en cambio. Especialmente a la segunda, que es algo que yo nunca haría ;).

* Dear Peri, yo me lo tuve que leer varias veces para enterarme. La próxima vez pongo un árbol genealógico.

* Dear Escriba, sí, estos también tienen lo suyo. Tengo pendiente un estudio en profundidad de las genealogías de algunas monarquías europeas, porque me lío un rato. La última foto es para reafirmarse en muchas cosas, sobre todo en que es necesario venir a Portugal en peregrinación gay.

Oz Vega dijo...

Que fotos más increibles