No esperaba que fuera fácil, pero lo cierto es que la primera tarde ha sido bastante decepcionante. El jueves es el día ideal para empezar a buscar piso en Portugal, ya que es el día que se publica Ocasiao, el periódico de anuncios más popular.
De entre todos los anuncios hice una selección de los que por zona y precio me convenían (no se lo digáis a nadie, en especial a mis compañeros de laboratorio que me miran raro, pero empecé a buscar por Lisboa). Da igual, no encontré nada. Todos los pisos a los que llamé, o bien estaban ocupados o no estaban amueblados o no contestaban. Me tocó mucho la moral un señor que alquilaba un mini estudio que no se explicaba porqué quería vivir en Lisboa. Incluso me intentó convencer de que lo mejor era vivir en Oeiras puesto que iba a trabajar allí. Si lo llego a tener delante me lo cargo. Una brasileira me contó hace unos días que, paseando por la Alfama, entró a un bar con una amiga suya, también brasileira, y preguntaron al dueño qué tenía. Sandes de queijo e sandes de presunto (bocadillos de queso y bocadillos de jamón). ¿Me podría poner un bocadillo de jamón y queso?. ¡No, por supuesto que no!, los bocadillos o son de queso o son de jamón. Una de dos, o este señor y el del piso son parientes o me he encontrado con dos exponentes de la forma de ser portuguesa profunda.
Total, que me bajé a Lisboa por si encontraba algo callejeando, pero no fue así. En un Mercadona de Portugal cogí un par de anuncios, pero también estaban ya pillados. Total, que sigo buscando.
Bueno, como aún no puedo hacer el reportaje de Mi casa, tu casa, (ganas que tengo, la verdad) para deleite de mi Churri del amor, os contaré algunas cosas de la residencia. A ver. Murcianos de pro, pensad en La Manga, o mejor, en Los Alcázares. Quitad las palmeras. Ahora quitad todas las tiendas, todos los bares y todos los restaurantes. Quitad los comercios. Vaaale, exagero, todos no, dejad un par de cada, como en el arca de Noé... Eso es Oeiras. Ahora, en medio de todo esto, poned una finca con un muro de dos metros y llenadla de árboles y matorrales. No, no, esto no es Central Park, no me pongáis flores ni bancos ni jaulas con animales exóticos, ni homosexualidades/mariconadas de esas. Sólo árboles, pero tampoco muchos, sobre todo matorrales, matujas. Soltad unos cuantos conejos (creo que son conejos, pero perfectamente podrían ser ratas de cola corta, que las orejas no se las distingo bien). Y luego champiñonead varios edificios sesenteros, a cual más destartalado. Bueeeno, y uno súper-fashion con un montón de plantas y ventanales acristalados (my work center). Pues ahí está la residencia.
Cuando llegas da un poquito de asco/agobio/aprensión/amargura, porque te encuentras una especie de almacén con una sola planta y sin ventanas. Esa es la residencia. Bueno, no toda, porque sólo se ve la planta 0. No quedan a la vista ni la planta -1 (donde está mi cuarto), ni la -2 (donde están algunos cuartos más y la lavandería y plancha). No os preocupéis, porque a pesar de ser un -1 tengo ventanas al exterior. Son las cosas que tiene el relieve portugués, que esta gente se montó sus pueblos y ciudades en las faldas de las colinas que iban pillando en la reconquista... Para qué ir a lo fácil urbanizando los valles o llanuras...
Mi cuarto de la primera noche era una single room: one bed, one table and one bath. Problems: que el agua de la ducha salía fría. Respuesta de la amable conserja: deja el grifo abierto hasta que salga caliente. Me dió tiempo a lavarme el pelo, ducharme y afeitarme, y el agua seguía siendo fría. Además, el w.c. tenía truco y no se llenaba la cisterna, por lo que la amable conserja tuvo que llamar a su amable marido que vino amablemente a las once menos cuarto de la noche a destaparme la cisterna para ver lo que pasaba, con su amable perro, que debe ser pariente de la Niebla de Heidi. Al día siguiente la amable conserja me ofreció cambiarme a una habitación mejor, lo que ellos llaman suite: one bedroom with two beds, one living with two sofas and a table, a kitchenette con su microwave oven y su minifridge de bolsillo, y un bathroom completo con su banheira olímpica y agua caliente para escaldar pollos (frangos en portugués). Voilá unas fotos.
Pero lo mejor está más allá, cuando abres las ventanas, y te encuentras con la parte que faltaba de tu Chí, llevado más allá del Tao, en comunión con la naturaleza, ¡a menos de cincuenta metros las vacas y caballos de la Estación Agronómica Nacional pastando (y poco más allá el maldito Carrefour al que aún no he conseguido llegar...).
¿¿Comprendéis ya porqué no puedo seguir viviendo en este pueblo?? ¡¡Pero si cualquier día me voy a cruzar por los pasillos de la residencia con la abuela de la Fabada Litoral!! Por favor, cuando a mí la que me cae bien es la de las Pizzas CasaTarradellas.