martes, 15 de abril de 2008

Días de mierda

Día de mierda número 1.

Llega una visita de la Suís (dú puán, Suícherlán chú points). Salgo de casa tardísimo y además el coche está aparcado lenjísmos. Salgo corriendo al coche sin mirar donde piso. Chof. Antes de darme cuenta estoy bailando un tango sobre la madre de todos los zurullos. Vuelvo al piso, me quito el zapato antes de entrar. Con el zapato en la mano (y lejos de la cara porque apeeeesta) voy hacia la ventana y lo dejo colgando hasta que mi visita se va, cinco días después. El muy jodío seguía echando peste. El zapato, no la visita.

Día de mierda número 2.
Se me quedan pegadas las sábanas y llego tarde-tardísmo al trabajo, a eso de las diez y cuarto, once y cuarto en España. Por el camino me llaman "los de la beca" para decirme que aún no han recibido la documentación y que el plazo se acaba esa mañana, en una hora y media. Básicamente, falta la carta de recomendación confidencial de mi jefe que yo mismo tuve que escribir (los jefes son personas ocupadas que sólo ponen su firma en lo que les pones delante) diciendo lo maravilloso que soy y yo mismo puse en el correo a las once menos cuarto del viernes por la noche en ElCorteInglés (como una Meg cualquiera). Aclarado el asunto telefónicamente (telefónica y sus roamings me va a tener que nombrar hijo predilecto), me toca aparcar lenjos, lenjísmos del Instituto. Al otro lado del césped. Paso a través de la hierba en dirección al trabajo. Ya sentado en el despacho, algo me huele mal. Como a mierda. Miro a mi alrededor. Mi compi ha salido huyendo al laboratorio y dice que tiene mucho trabajo y que no va a entrar al laboratorio en todo el día. O en toda la semana. El chino está más amarillo que nunca. La otra portuguesa respira dentro de la bolsa del almuerzo con cara de mareo. Mira la suela del zapato y allí está la causa de las asfixias generalizadas.

Día/Semana de mierda 3.
Llegamos al fondo del armario. Los últimos días han sido soleados por lo que decido poner una lavadora. Me voy al trabajo. Vuelvo del trabajo. Me voy al trabajo. Vuelvo del trabajo... Dos días después me acuerdo que tenía una lavadora puesta... Abro la lavadora, echo suavizante y detergente y vuelvo a lavar la ropa. Esta vez no se me olvida colgarla.
Esa noche, cae el diluvio universal. A la mañana siguiente ha escampado por lo que dejo la ropa colgada. Me voy al trabajo. Cae el diluvio universal part II. Fonix! Bueno, no pasa nada. Recojo la ropa y la vuelvo a meter en la lavadora. La cuelgo. Me voy al trabajo. Recojo la ropa. Toda limpia. Toda seca. Toda oliendo a suavizante.

¿Toda? No, no toda. Mi camisa guay tenía una cagada de paloma/gaviota o bacalhau volador.


Así son los días de mierda de Shepperdsen. Y no vengas a quejarte, que con este título, quedaba bien clarito de qué hablaba este post... Y podía ser peor, que me he quedado corto con las imágenes del post.

Pero no todos los días son días de mierda...

13 atrevidos comentarios:

Meg dijo...

Ains, es verdad, hay días que son una mierda... yo recuerdo uno del bando especialmente, tuve que tirar las esparteñas. Aquéllo no parecía de perro, sino de persona, pero ya se sabe que ese día todo es posible.

Isabel Sira dijo...

Lo siento,lo siento, sé que es horrible, pero me he hartado de reír. Que no te creas que no he tenido días de esos, ¿eh?
Ánimo y que se te acaben pronto esos días...

finnegan bell dijo...

bueno, como veo que nadie ha recurrido al topicazo, pues pa mí: PISAR MIERDA DA SUERTE!

o por lo menos creerlo atrae las energías positivas y las buenas vibraciones y...

joer, qué mariquita zen estoy.

besos (de mierda... bueno, no, mejor besos con buen olor).

Shepperdsen dijo...

* Dear Meg, es que si no fuera por el olor, "me daría igual", pero es que además eran de esas que cantan a kiloooometroooos...

* Dear Mocho, yo dije algo un poco más fuerte cuando la mierda olímpica. De hecho recuerdo que hasta lo dije en português, que ya tiene tela el que yo esté así de integrao.

* Dear Arwen, esto fue hace unas semanas, ya hemos pasado "esos días". Y ríase a gusto, que no me lo tomo a mal (yo mismo me reía con tanta boñiga a mi alrededor).

* Dear Finnegan, pues va a ser verdad, porque con la racha que tengo, quitando las mierdis pisás, todo lo demás va viento en popa. Mejor los besos desodorantados ;).

Anónimo dijo...

Con tanta mierda pisada, como dicen que da buena suerte has acumulado toda la suerte de la galaxia, seguro que algo bueno te tiene que tocar... y que no sea otra mierda :P.

Anónimo dijo...

Si, te has quedado corto..la foto de un buen zurullo inmotalizado en un mal día podría haber sido el colofón perfecto!

Tranquilo hombre, que todo pasa!!!

Peritoni dijo...

Si yo te contara mis últimos días de mierda que estoy teniendo, y sin contacto con el pastoso elemento...

Anónimo dijo...

Nenico te escribí un mail a tu mail de persona hace unos días y nada!!!

Anónimo dijo...

Ke jartura de reir, madre; debo de estar todavía en edad infantil-mental porke todavía me mondo con los KK, pedo, culo , pis. También ha contribuído ke usted lo cuenta reketebién, y reconozca ke con tanta mierda se le están pasando los días entretenidísimos.

coxis dijo...

¿has comprado ya lotería?

Shepperdsen dijo...

* Dear Crawlerts, ¿la mierda de toda la galaxia viniendo a mí? No gracias, prefiero una muerte más "dulce".

* Dear Luís, pues a mí ya me dió cosa poner según qué links. Que cuando pones "mierda" en google images se ve cada cosa...

* Dear Peri, es que la mierda "pastosa" es una metáfora de "otros géneros de mierda". Ánimo con sus días de mierda, que ya verá como todo mejora!

* Dear LaNena, oño, había olvidado responder!!

* Dear MM, gracias por el cumplido. La verdad es que la vida rodeado de mierda no está tan mal. Ejem. Al final del día ni la hueles :p.

* Dear Coxis, debería, debería...

Pertu dijo...

COMPRA LOTERIDAAAAAAAA
Que dicen que pisar mierda trae buena suerte.
Recuerdo en mi infancia un día que mi hermanilla chica metió el pie en una supermierda que le llegó al tobillo, un asco zapato y calcetín para tirarlo y corríamos todos por la calle gritando: "que viene la peste" y ella nos increpaba "cabrones, hijosputa" (siempre tuvo muy mala boca).

Shepperdsen dijo...

* Dear Pertu, si es que no creo en el azar. Yo también tuve una vez un altercado con un charco de mierda en mi más tierna y "olorosa" infancia. La cosa fue tan grave que tuvieron que dejarme unos calzoncillos de mi primo pequeño. Todavía me duelen los huevos de la "presión" :o.